RELATO VIAJE A LONDRES: CRIS Y JORGE
Cris y Jorge son dos
buenos, queridos y viejos amigos que decidieron hace unos meses hacer una
escapadita a Londres. El plan era 6 días en la ciudad visitando cosas un pelín
fuera de los circuitos típicos, con una par de paradas obligatorias, el British
y Greenwich y su meridiano.
Así lo planeamos y
este fue el resultado
POR FIN VOLVIMOS A LONDRES!
El
plan fue pensado para seis dias de viaje pero cuatro de estancia real, pues el
primero y el último fueron de ida y vuelta.
Primer dia.
Era
sábado, con lo que nuestro objetivo era el mercado de Portobello
y el barrio de Notting Hill. Cogimos el Metro en la estación Victoria y nos
bajamos en Notting Hill Gate (linea roja), tempranito porque pensábamos
aprovechar bien el dia.
Recorrimos
Portobello Road de cabo a rabo y nos maravillamos con la cantidad de gente, de
puestos, y sobre todo de comida. Es un barrio muy pintoresco, con las casas
bajas de colores y puestos donde te venden infinidad de cosas que ni imaginas.
Una vez visitado el mercado, comido una crepe y tomado un café para recuperar
fuerzas, decidimos caminar hasta la hora de comer, para ver la ciudad.Volvimos
caminando hasta Notting Hill Gate y bajamos por Kensington Church Street hasta
Kensington Square, una de las plazas más antiguas de Londres, y donde vivieron
personajes ilustres como el pintor Burne Jones.
Caminamos
otro poco hasta el Albert Memorial por Kensington Road, para ver el Royal
Albert Hall, uno de los auditorios más conocidos del mundo.
Una
vez allí decidimos coger un autobús que nos dejara en Hyde Park Corner, para
luego visitar el parque (en busca de Peter Pan), pero se puso a llover, así que
nuestra tarde fue algo distinta. Comimos allí mismo en Hyde Park Corner, en una
de las muchas cadenas de comida que hay en Londres, y cogimos el metro
dirección Tottenham Court Road, destino:
BRITISH MUSEUM.
Fascinante
museo lleno de maravillas pero para mi gusto llenísimo de gente. Eso sí,
Grecia, Egipto y Asiria nunca decepcionan, y se pueden hacer foto a troche y
moche, así que...
A
las 5,30 todo el mundo fuera, así que no nos quedaba otra que pasear por la ciudad.
Elegimos lo más cercano y lo que más nos apetecía: Covent Garden.
Por allí buscamos entre otras maravillas, la Librería Stanford, recomendado por
Dina y que no decepcionó en absoluto; o la Neil Yard, que a esas horas estaba
muy poco animada, la verdad, pero que a medio día debe de ser un hervidero... Y
el mercado sigue en sus sitio con todo su esplendor.
Como
no podía faltar la half pint, para acabar el dia, nos sentamos en una
cervecería cerca de Charing Cross, The Chandos
(29 Saint Martin´s Lane), que estaba de bote en bote y donde una pareja
de españoles igual de perdidos que nosotros nos cedió su sitio al marcharse,
para poder descansar el cuerpo. Cuando ya habíamos retomados fuerzas, nos
fuimos a cenar, allí alado mismo, al Spaghetti House, que ya conocíamos del
viaje anterior, y recuperamos fuerzas con unos estupendos spaghettis y un
tiramisú.
Segundo día
El
British era el plan para el domingo, pero como ya lo habíamos visitado,
decidimos revisitar los iconos de la ciudad de camino al Museo de la Guerra.
Desde Victoria caminamos hacia la abadía de Westminster, admiramos el Big Ben,
el Parlamento, cruzamos el puente de Westminster.
Y
desde allí emprendimos camino por el South Bank hasta el Imperial War
Museum (metro Lambeth North- linea marrón).
Este
día transcurrió en el museo, y cuando nos dimos cuenta eran las 5,30 y estaban
cerrando las puertas. Porque la verdad es que es un museo increíble, (salvo por
la comida, claro) del que no te cansas y donde puedes aprender un montón de
cosas. Y los museos son nuestro punto débil, hay que decirlo.
Cuando
salimos, tocaba un poco de callejeo nocturno y una pinta. Nos dirigimos al
corazón de la ciudad, Regent Street, Carnaby Street y la pinta cayó en una
cervecería de las muchas de la cadena White Horse en pleno Soho (16
Newburgh Street ), con buena música y mejor ambiente.
Después,
como aun quedaban un par de horas hasta la hora de recogerse, decidimos ir en
busca de Sherlok Holmes. Sabíamos que a esas horas estaria cerrado, pero fuimos
en su busca igual.
Cogimos el metro en Picadilly hasta Baker Street (linea
marrón), y allí nada más salir del metro, una señal indicaba que a menos de 500
metros está la casa de Sherlok Holmes. Y allí está, la casa tienda que al final
nos quedamos con ganas de visitar, llena de cosas curiosas, en el 221B de Baker
Street.
Esa
noche decidimos coger un autobús que nos dejara en el hotel, y allí mismo nos
subimos a uno que iba hasta Victoria. Es muy recomendable viajar en autobús, y
si se puede, subirte al piso alto y contemplar la ciudad que discurre ante ti.
Tercer día
El
lunes fue el dia recomendado por Dina para hacer nuestra visita a Greenwich.
Madrugamos un poquito, cogimos el metro hasta London Bridge (linea negra) y
allí cogimos un tren que en poco menos de 20 minutos nos dejó en Greenwich.
Desde la estación caminamos hasta la oficina de información y allí nos
informaron de todo, horarios, precios y demás. Salimos al parque y lo primero
fue visitar el Royal Naval College,
abierto al públco y “free”, como casi todo, con sus salas de frescos
impresionantes y sus patios, y unas vistas increíbles de la otra orilla.
Subimos
desde allí hasta el Observatorio y emprendimos el viaje por los misterios del
universo, y por la historia de la contemplación de las estrellas, vimos el
telescopio del XVIII (el más grande del mundo), y cruzamos el meridiano.
Y
llegó la hora de comer. Y yo llevaba dias con antojo de “fish and chips”, queria
probarlo. Y en el primer sitio que nos gustó, nos decidimos, allí mismo, a la
puerta del parque, en la King William Walk, en un sitio de cuyo nombre no logro
acordarme pero con muy buena pinta. Y estaba muy bueno! Eso sí, preparaos para
entender el inglés de un oriundo de Greenwich, porque tiene tela.
Decidimos
dedicarle la tarde al último museo que queríamos ver: el Natural History
Museum. Así que cogimos el metro en Greenwich (linea Docklands) hasta
South Kensington (lineas verde y amarilla) pasando antes por Canary Warff,
impresionante barrio junto al rio, que parece sacado del mismísimo Nueva York y
que nos tuvo un buen rato mirando para arriba por la altura de sus rascacielos.
Llegados
a South Kensington, nos dirigimos hacia el museo y quedamos impresionados por
el tamaño del edificio y su majestuosidad. Dentro sólo pudimos estar tres
horas, porque ya sabeis que en Londres todo cierra pronto, pero nos supieron a
gloria. Recomendable la exposición sobre Scott, si te gusta el tema y si te
defiendes leyendo en inglés, porque hay que pagar 9 pound por cabeza... El
cuerpo humano, los dinosaurios, la evolución humana, animales, la tierra, los
volcanes... en fin, una maravilla!.
Luego,
decidimos pasear como cada día, y tomamos la Brompton Road, donde encontramos
un sitio monísimo para retomar fuerzas con un chocolate calentito, y nos
dirigimos a Harrods, a ver si caía algun souvenir. Y algo cayó!
Decidimos
volver al barrio que más nos gusta para despedir el dia, a Covent Garden, y nos
tomamos la pinta de rigor en el Roundhouse, un pub típico y muy
agradable en el 1 de Garrick Street.
La
cena la hicimos esta vez en el barrio del hotel, Victoria, en un sitio que
descubrimos aquella noche y que nos encantó. The Marquis of Westminster,
en el 50 de Warwick Way, donde puedes tomarte una pinta, o cenar un plato de
pescado, o un sandwich supercompleto, todo al mismo tiempo, y rodeado de velas,
libros por las esquinas y sentarte tanto en una silla de madera como en una
butaca orejera. Un lugar con mucho ambiente y unos camareros encantadores. Y
enfrente del hotel! Tuvimos suerte de encontrarlo en alojamientos en la ciudad.
Cuarto día
El
último día decidimos dedicarlo a caprichos que nos apetecía ver de la ciudad,
nada de museos, y a comprar algun regalito.
Lo
primero que hicimos fue dirigirnos, por consejo de Dina, hasta el 116 de Ebury
Street, muy cerca del hotel, a ver una tienda que no tiene parangón. Peggy
Porschen Cakes, una joya de artesanía pastelera, que parece sacada de una
novela de Jane Austin, y que desgraciadamente estaba cerrada a esas horas tempranas.
Pero la achicharramos a fotos!
Desde
allí volvimos a Victoria Station y cogimos el metro hata la City, el barrio que
nos faltaba por saborear, hasta Saint Paul (linea roja). La catedral es
magnífica, pero las 14 libras que cobran por visitarla nos hicieron cambiar de
idea, y la admiramos desde fuera. Y seguimos callejeando, y llegamos hasta la
zona de Bank, donde se encuentra the Bank Junction, un cruce donde se juntan
cinco avenidas y los edificios más importantes del Londres financiero: la Mansion
House (residencia oficial del alcalde), la Royal Exchange, que tiene el honor
de haber albergado los primeros aseos públicos del país, el banco de Londres y
un sinfín de tráfico y de edicficios monumentales que nos encantaron.
De
allí caminamos hasta la parada de metro de Monument, que recibe este nombre
porque se encuentra junto al llamado “Monument”, una columna de 62 metros de
altura que es la más alta del mundo y que fue construida por Wren, el
arquitecto de Saint Paul en conmemoración del incendio que arrasó la City en
1666. Subimos sus 330 escalones.....
Nos
dirigimos despues ahasta el entorno de la Torre de Londres, otra vieja
conocida, y el puente de Londres, y visitamos la tienda de souvenirs de la Torre,
que es estupenda. Comimos un sandwich en el puesto que hay allí mismo, una
pasteleria-cafetería que creo que se llama Paul, y tras el descanso,
cogimos el metro hasta el barrio de Marylebone, hasta Bond Street (linea roja),
para buscar la calle Marylebone Lane que resultó ser una maravilla de barrio
residencial, tranquilo y acogedor, lleno de tiendas encantadoras y pubs, y
casas pintorescas, y donde Dina nos había recomendado visitar un par de lugares
con encanto: The Button Queen, y Paul Rothe and son, que no nos
defraudaron. Y que también achicharramos a fotos!
Siendo
el último día, y aprovechando que no llovía, cogimos el metro hasta Lancaster
Gate (linea roja), que está justo frente a una entrada de Hyde Park, y nos
dimos el paseo de rigor. Recomiendo esta entrada para ir a ver la estatua de
Peter Pan, porque a pocos metros de entrar ves la señal que la indica y en
pocos metros la encuentras, frente al estanque, rodeadad de árboles, preciosa!
Cruzamos
el parque de lado a lado, vimos de lejos el Palacio de Kensington, y llegamos
de nuevo al Albert Monument.
Volvimos
a pasearnos por Covent Garden para la última pinta antes de cenar (está claro
que nos gustó este barrio) y recaimos en The Freemasons Arms, en el
81-82 de Long Acre, en pleno partido del Chelsea. Un espectáculo a golpe de
martes! Y es que creo que los pubs son casi lo que más me gustó del dia a dia
de esta ciudad.
De
nuevo cenamos algo en The Markis of Westminster, frente al hotel, y
dimos por terminado nuestro viaje.
Y seguimos con ganas de volver!
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